Marta Sánchez: “La vida es demasiado valiosa para estar sufriendo”

[monica]

Sin miedos, sin pudor y con el poso que dejan 25 años de éxitos. Marta, al desnudo, inicia una nueva etapa en su vida. Y nos lo cuenta en exclusiva.

Si Marta Sánchez colabora en un dueto con Carlos Baute, “Colgando en tus manos”, está casi un año como número 1 de ventas en singles y suma nada menos que 62 millones de visitas en Youtube, es evidente que no hay mejor forma de celebrar sus 25 años de carrera musical que reunir sus éxitos junto a un buen número de compañeros.

“De par en par” es un trabajo insólito en cuanto a participantes –el desaparecido Antonio Vega, Malú, José Mercé, Bebe, Hombres G, Nena Daconte... e incluso su padre, ya fallecido, el barítono Antonio Campó– y también en cuanto estilos, más cerca del soul o el jazz que de las pistas de baile. “Creo que en la profesión ya me llaman Mari Duetos”, reconoce Marta.

Este trabajo, que sale a la venta el próximo martes, es la excusa perfecta para hablar de música, amor, momentos históricos e incluso política, aunque ella tenga claro que lo peor de celebrar un cumpleaños es la necesidad de tener que hablar tanto del pasado. “Estoy aquí, ahora, con muchas ilusiones y ganas. Solo me gusta mirar adelante”.

- Mujer hoy. ¿Qué es lo mejor que ha hecho en este tiempo?

- Marta Sánchez. Creo que lo mejor ha sido no perder la ilusión nunca, porque esta profesión es dura, aunque parezca que no. Y lo peor, quizás no ser más cínica. Se consiguen más cosas así, pero siempre se me ha dado fatal; el cinismo no es lo mío. Es más, siempre ha sido un defecto que he odiado en los demás. Como siempre he sido muy transparente, esa sinceridad la he pagado no subiendo más escalones.

- ¿Se ha llevado muchos palos por eso, por ser poco cínica?

- El peor lo recibí cuando compuse la letra de “Soy yo” y me negaron los “royalties”, porque el autor de la música no quiso ceder ningún derecho. Cuando me enteré, el disco estaba casi masterizado. Me sentó como un cuerno, porque yo me hubiera beneficiado considerablemente. Esto es la selva…

- Cada canción tiene una historia...

- La gente quizá se confunda pensando que las canciones caen del cielo; es un proceso más complejo que abrir una puerta y recibir a alguien que trae un disco lleno. Es como la aguja que todo el mundo quiere encontrar y, como cada vez hay menos, se convierte en el pez que se muerde la cola: el compositor no compone porque no hay casi beneficio, porque se consume cada vez menos música original, así que se hacen más refritos… Es una inercia: si hay menos demanda, cada vez hay menos oferta.

- Respecto a los duetos, quizá “Vivo por ella”, con Andrea Bocelli, cambió la forma en que se la veía en España, pero sin embargo la relación con el cantante no fue precisamente la mejor…

- No hubo más que lo que hubo, ni bien ni mal. Luego, los acuerdos entre compañías impidieron que yo pudiera utilizar esa canción. Peor para él, porque si una canción vende en uno de mis discos tiene su recompensa, pero si solo la quería para él, qué voy a hacer yo…

- Ha compuesto canciones como “Soy yo” y “Sigo intentando”, en una época muy prolífica. ¿Ya no compone tanto?

- Algunas cosas en mi vida me han hecho desconectarme de un ambiente musical que me inspiraba. Me he desvinculado un poco de esos compañeros que hacían florecer esa creatividad. Y tener una hija te quita mucho tiempo. En aquella época, yo viajaba mucho a California y allí tenía mi espacio.

- Eso se contagiaba luego aquí, como con el tema que cerraba “Soy yo”.

- Claro, compuse “El país de Nunca Jamás” en una capea, cuando salía con Javier Conde, y la terminé en Madrid.

- ¿Tiene más apego a las canciones que escribe que a las que le llegan?

- Son creaciones que salen de ti y por eso les tienes un cariño especial, porque has puesto tu fuerza y tu energía en ellas, pero no las considero mejores. Tengo claro que mi fuerte es la interpretación y no la composición.

- ¿Esto es el fin de una etapa?

- Cierra un cuarto de siglo, una cifra bonita que sirve como excusa para que empiece una etapa nueva. Da la casualidad de que en mi vida empiezan etapas nuevas también. Pero, de momento, no prueba nada.

- Este disco demuestra que su voz parece no tener límites. ¿Se sorprende de lo que puede conseguir?

- Curiosamente, mi padre empezó su carrera como bajo y acabó siendo barítono, su voz fue de un tono más grave a otro más agudo. A mí me pasa al contrario: de más aguda a más grave. No sé por qué será, también conozco mejor mi voz y la manejo con más sabiduría.

- ¿Cómo surgió la idea de grabar “Don Giovanni” junto a la voz de su padre?

- Me costó mucho, porque hacía mucho que no escuchaba ese aria, pero me armé de valor para cantarla porque sabía que, si no era en este disco, ya no sería en ninguno.

- ¿Es consciente de que es usted parte de la historia musical de este país?

- Soy consciente de que formo parte del libro del pop español y de que en él tengo algunas páginas por derecho. Imagino que puede sonar pedante, pero, si me lo preguntas, creo que es así.

- Tengo la impresión de que hay algunos hitos en su carrera de los que rehuye, como la portada de “Interviú”, quizá el último desnudo que hizo una estrella, y su actuación ante las tropas durante la Guerra del Golfo…

- La portada de Inteviú no me merece ni el más mínimo de los méritos, no corresponde con mi carrera, es una consecuencia bastante grave y decepcionante de lo que ha podido ser mi fama y mi etiqueta de símbolo sexual. No estoy orgullosa de ello. [Marta acaba de ganar una indemnización de 300.000 € por la publicación de una de las fotos en la portada del diario Claro, ya desaparecido, pero del mismo grupo editorial]. Y respecto a cantar en el Golfo… me hubiera gustado que me pillara en una época más pulida, de mi persona y de mi personaje. Entonces era un diamante en bruto.

- Y ahora, en el espejo, ¿cómo se ve?

- Mucho mejor de lo que podría estar, pero es verdad que tengo más disciplina que hace 10 años. Caí en la cuenta de que hacía algo o todo se venía abajo. Me sacrifico, soy muy disciplinada con el gimnasio, mis cremas y la alimentación.

- ¿Y amiga de la cirugía?

- Amiguísima del todo.

- Hasta ahora, ¿uso o abuso?

-He hecho uso, no me arrepiento. Y cuando lo vea necesario...

- ¿De cuál está más contenta?

- ¡A ti te lo voy a contar! [risas].

- Cuando llega un nuevo amor, ¿se caen cinco años del carné de identidad?

- Y 10. A todos nos rejuvenece tener una nueva ilusión.

Me llama la atención cómo en tan poco tiempo tanto usted como su ex marido han sido capaces de reciclar sus vidas.

- No quiero hablar de mi divorcio, pero sí te digo algo: perdí a mi melliza con 38 años y, para mí, la vida, las horas y los días son demasiado valiosos como para estar sufriendo. A la tristeza le pongo toda mi energía para que se convierta en alegría.

- A lo largo de estos 25 años de carrera, cuando un hombre se le ha acercado, ¿temía que se fijara en Marta Sánchez y no sólo en Marta?

- Siempre, pero eso se ve enseguida. En una mirada, en un día a día. En ese sentido, nunca me han engañado. Los hombres que han formado parte de mi vida han estado ahí por la persona. La artista ha tenido siempre menos peso, así que no había opción a que vieran a una sobre otra. Solo soy artista cuando me subo al escenario. En esta sesión de fotos soy Marta. Si el ayudante del fotógrafo pone la luz mirando a la artista, me incomoda. Me gusta que la gente vea mis defectos y virtudes. Los años me han hecho más insegura en algunos sentidos, pero también más convencida de lo que quiero.

- ¿Se ha quedado con ganas de dar un hermanito a su hija?

- No me lo planteo, no es momento para pensar en ello. Ahora estoy centrada en mi hija, mi trabajo y mi nueva ilusión.

- Parece que lleva el acoso a su vida privada con naturalidad...

- Lo llevo bien porque hay algo fundamental para vivir cualquier momento crítico: la paz interior. Sé que estoy haciendo lo correcto y que nadie puede echarme nada en cara. Si el acoso fuera por algún error que hubiera cometido, otro gallo cantaría. Pero puedo dormir tranquila, no tengo nada que ocultar.

- ¿Entiende cuando otros no lo hacen, como Penélope Cruz y Javier Bardem?

- No todos somos iguales. Hay personas que aman su profesión, pero que no llevan bien las consecuencias de la popularidad. El actor cumple con su deber al hacer bien su papel, igual que la cantante con sus canciones. A partir de ahí, no le puedes pedir más. Si quiere abrir su corazón lo hará y, si no, hay que respetarlo.

- Pero a lo mejor es poco práctico.

- Quizás para ellos es práctico tener dos guardaespaldas e irse a una isla de vacaciones. Yo no podría, pero lo respeto.

- De todos modos, ¿le gusta disfrutar de su casa?

- Me gusta cocinar y tener buenos invitados. No cocino igual para unos que para otros. Y ahora cocino muy bien [risas].

- ¿Qué salvaría de su casa en caso de incendio?

- Sobra decir que a mis seres queridos… y un negativo original de Marilyn Monroe que compré en una galería de Nueva York. Y mi móvil, que tiene algunos mensajes maravillosos.

- Como ciudadana, ¿le preocupa la situación que atraviesa?

- Creo que no hay mal que mil años dure, ni crisis que haya matado a una nación. Por egoísmo, intento reservarme mi opinión política, porque con ella no aporto gran cosa pero puedo perder muchas. Reconozco que tendría que comprometerme más en ese sentido, pero intento obviar respuestas. No me creo que no haya más líderes políticos por ahí, que no exista alguna otra alternativa. Y me encantaría que algún día tuviéramos una mujer al frente, como presidenta del Gobierno. Pero yo, de momento, no volveré a votar a quien lo hice la última vez.