Del "¡todo el mundo al suelo!" al "salgan poco a poco": tensión en el Hemiciclo

[monica]

El acta que registra las horas que duró el intento de golpe de estado del 23-F, y que se ha hecho pública 30 años después, recoge la sucesión de momentos de que se vivieron dentro del Congreso de los Diputados. A lo largo de las 28 páginas redactadas por los secretarios en aquel momento -José Bono, Soledad Becerril, Leopoldo Torres y Víctor Manuel Carrascal Felgueroso-, más las notas adicionales, destacan algunas escenas clave que reflejan la tensión que vivieron los allí presentes durante las 18 horas que duró la retención.

Así, el documento recoge entre la anotaciones los momentos más tensos que se vivieron desde las 18 horas y 23 minutos del 23 de febrero de 1981 cuando irrumpe en el Hemiciclo el teniente coronel Tejero pistola en mano hasta las 12 horas y 15 minutos del día 24 del mismo mes.

Tras el primer "¡todo el mundo al suelo!" y algunas ráfagas de fusil de advertencia -que quedarán para la historia en el techo de la sala y cuyos casquillos hieren a algunos diputados- comienza para los diputados y los presentes en la sala la espera y la incertidumbre que ni los golpistas sabían cuanto iba a durar, según se desprende del discurso del Capitán Muñecas: "No va a ocurrir nada pero vamos a esperar un momento a que venga la Autoridad Militar. Estense tranquilos. No sé si esto es cuestión de un cuarto de hora. de veinte minutos o media hora, imagino que no más tiempo".

En el transcurso de las horas, algunos presentes fueron desalojados debido a su estado de salud y otros se quedaron y fueron asistidos por los diputados médicos, mientras el Presidente de la Cámara pedía reiteradamente hablar con el Jefe de la Fuerza ocupante.

El Presidente que no pudo hablar
El primer momento tenso tiene lugar cuando el Presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, se pone en pié e ignora la voz que le ordena tomar asiento. Cuando se dispone a hablar es cortado por gritos de "¡Se siente! ¡Se siente coño!". Minutos después se conoce que el General Milans "manda un abrazo. Ha decretado la movilización general".

Suárez primero, González Márquez, Guiterrez Mellado, Guerra González y Rodríguez Sahagún después son sacados del Hemiciclo ante la mirada inquieta del resto de retenidos (posteriormente y tras la petición de información sobre los desalojados, los diputados que permanecieron en el Salón son enterado de que se encuentran bien)

Los mandos militares anuncian la toma del poder de los mismos mediante un comunicado, la ocupación de al sede de Televisión Española y poco antes de las 21 horas de la noche decretan el toque de queda hasta las 7 horas de la mañana del día siguiente.

Posible corte de luz: "abran fuego"
Es quizá cuando el vicepresidente primero Modesto Fraile y José Bono anuncian a las fuerzas ocupantes un posible corte de luz debido a la falta de generadores cuando el Hemiciclo y los allí presentes son testigo de los nervios y tensión que también vive Tejero quien no duda en ordenar a los guardias que "si hubiera un apagón en la puerta donde están ustedes, al recibir un roce en el cuerpo abran fuego. ¡Nadie empuje las puertas sis e apaga esto porque recibirá fuego!", recoge el acta, donde también quedó plasmada la sorpresa y estupor de los allí presentes.

Tras algunas órdenes absurdas, como la quema de todo el material registrado si el apagón tuviera lugar (recordemos que el Hemiciclo es de madera, como se encargaron algunos diputados de hacer ver a Tejero) se optó por llevar a la sala algunos velones.

La noche avanza, las peticiones de mantener silencio continúan, incluso se prohíbe a los diputados pasarse notas y apuntar cualquier hecho que tuviera lugar allí dentro.

Fraga no puede más: "Disparen contra mí"
Ya por la mañana, la paciencia de algunos de los presentes se agota. Así, Manuel Fraga se levanta de su escaño, se dirige a Tejero y pregunta: "¿Puede la Guardia Civil tenernos como una pandilla de forajidos a tantos hombres indefensos?" Tras los gritos de "¡Muy bien!" de algunos diputados, se manda callar a Fraga y entran unos cuarenta guardias apuntando con las armas que portaban.

"Yo ya no aguanto más, disparen contra mí", grita Fraga, quien consiguió que Cavero Lataillade y Álvarez de Miranda apoyaran la idea y repitieran la frase. "Es una traición a España. Quiero salir de aquí. Nos vamos", anunciaba el político gallego provocando gran revuelo. Antes de salir de la sala Fraga dijo: "Prefiero morir con honra que vivir vilipendiado".

Momento del desalojo 18 horas después
Es a las 11, cuando ya no quedaban mujeres en el hemiciclo porque habían permitido que abandonasen el lugar, el teniente Álvarez anuncia que el fin de la situación está cerca y que se mantenga la calma en los últimos momentos "por se los más importantes". Una hora más tarde, Tejero pide que se desaloje el Salón. "Les pido que colabores y que salgan poco a poco".

María Medinilla | 7:20 - 23/02/2011